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Letra Suelta

Te queremos Autuori ...pero bien lejos

Te queremos Autuori ...pero bien lejos Hasta que un día el brasileño Paulo Autuori dejó de ser entrenador de la selección peruana de fútbol. Hasta que un día demostró ser más “vivo” que cualquiera, pues no pagará la suma de 90 mil dólares a la Federación Peruana de Fútbol por su alejamiento del equipo peruano, tal como lo estipula una cláusula de su contrato. Y todo porque llegó a un acuerdo armonioso con los "digirentes".

Seamos sinceros: estábamos harto de su caradura. Estábamos harto de su incompetencia. Estábamos harto de ser eliminados de todos los torneos futbolísticos oficiales habidos y por haber. Estábamos harto de verlo apático, sin proyectos ni metodología de trabajo.

Seamos sinceros: toda la culpa de los últimos fracasos tampoco la tiene Autuori, sino más bien los dirigentes encabezados por el presidente de la FPF, Manuel Burga, quien puede ser el hombre más honrado de la tierra, pero su capacidad para dirigir y comandar los destinos del fútbol deja mucho que desear.

Por cierto, Autuori dice que se va por el trato recibido en el Congreso de la República. Se va porque han revelado su sueldo. Se va porque no quiere ser sometido a ninguna investigación.

“No tengo nada que responderle al Congreso, porque mi contrato fue indebidamente difundido, atentando contra mi seguridad familiar y ocasionándome grandes desventajas para una posterior contratación internacional”, comenta con dosis de amargura este brasileño que se las sabe todas.

Aquí no cuestiono su indignación ni su derecho a mantener en secreto cuanto gana, sino su falta de honestidad de decir que fracasó como DT de la selección de fútbol. Su falta de valentía para expresar abiertamente su renuncia.

Está bien que en anteriores oportunidades haya conseguido algunos lauros deportivos, pero a nivel de selección nacional no hizo nada. Y eso lo ratifican las cifras y estadísticas. Par muestra un botón, de 42 puntos posibles en las eliminatorias al mundial Alemania 2006, sólo se consiguió14...Sobran las palabras.

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